Negociadores que saben lo que son pero ignoran qué pueden ser

Lugo, 8 de junio de 2019

Enrique G. Souto

Las derechas entre sí y las izquierdas entre ellas negocian, España adelante, para la formación de gobiernos locales, provinciales y autonómicos, mientras el socialista Pedro Sánchez somete a sus potenciales socios al ninguneo del desinterés. Negocian, todos, desde el shakesperiano convencimiento de que saben lo que son, pero ignoran lo que pueden ser.  Es en el pacto y en la negociación donde los partidos llegan a conocer sus propios límites y  muestran, con impudicia solo admisible en política, sus más oscuras costuras. El poder, la necesidad de poder, el ansia de poder, obran milagros en el discurso político, tan fácilmente cambiante.

     Echando la vista de lo local a lo nacional, es cosa de ver la camaradería con la que socialistas y nacionalistas (BNG) inician en Lugo las conversaciones formales (las otras, es de suponer, ya se desarrollaron en el ámbito gallego). Los dos potenciales socios de gobierno comienzan mal el camino del acuerdo. La elección del punto de encuentro no fue afortunado. Dado que, tanto en uno como en otro partido, hay negociadores que aún no son concejales, deberían haber recordado que cuando los respectivos partidos estaban pilotados por políticos con verdadera experiencia, las negociaciones se desarrollaron fuera del Ayuntamiento, fuera de la sede institucional. Mal empieza la nueva relación PSOE-BNG; poco dice del nivel político, a juicio de quien esto firma, un error como este. No se podía esperar mucho más de quienes convirtieron la Diputación en el escenario de un esperpento durante cuatro años y llevaron el Concello de Lugo a la más desastrosa situación que vive desde el fin del franquismo. Pero cabía esperar más del estilo del joven Rubén Arroxo (BNG) y de sus asesores, entre los que cabe suponer que hay gente curtida en este tipo de asuntos. Si cualquier otro grupo hubiese actuado de modo similar, sería igualmente censurable.

     En lo que se refiere a la Diputación, la negociación PSOE-BNG está aún muy verde, solo en proyecto; es más, probablemente en el Bloque observan con profunda inquietud cómo los socialistas vuelven a vivir en estado de disputa por ver quién es el candidato a la presidencia. Confirmado que el alcalde de Monforte, José Tomé,  quiere ser el candidato, el hasta ahora presidente, Darío Campos, ha empezado a mover ficha para repetir en el cargo. El hombre al que Martínez ponía «a cabeza como un bombo», reconoce a la prensa local que llamó dos veces por teléfono al secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero, pero no logró hablar con él. Espera que Caballero le devuelva la llamada, porque quiere explicarle que trabaja para confeccionar una lista de consenso. Así está el patio en el PSOE lucense. En Lugo los socialistas se las arreglan muy bien para seguir instalados en los líos internos; es la amarga y más que previsible herencia del besteirismo. Tan bien se las arreglan que a José Tomé le ha salido un competidor por la plaza de diputado provincial que corresponde a su partido judicial. Se llama Roberto Castro, es de Ribas de Sil, y según los periódicos, asegura «completa lealdade» a la ejecutiva provincial, es decir, a Álvaro Santos. Ya ven, la herencia del besteirismo en plena efervescencia.

    Como seguramente recuerda, lector, después de las elecciones pasadas, la dirección socialista se las arregló para dejar fuera de la carrera por la presidencia provincial a González Santín usando como ariete a Manuel Martínez; a este, como ya sabía el besteirismo, lo apartó el BNG alegando que estaba imputado. Estaba investigado en un asunto de relevancia administrativa, que es como ahora dicen a la imputación (investigación) que pesa sobre Lara Méndez. Como, según ellos, es un asunto de índole administrativa, los nacionalistas no tienen inconveniente en negociar con ella; con Martínez, sí lo tuvieron; la cosa acabó como acabó, y el PSOE está como está en Lugo.

    El BNG y el PSOE muestran sus costuras más oscuras en estas negociaciones. Ocurre con casi todos los partidos España adelante. Es de temer que, como enseñó Cioran, seamos capaces de «imaginarlo todo, predecirlo todo, salvo hasta dónde podemos hundirnos». Viendo, España adelante, el mercadeo infame para alcanzar el poder, es de sospechar hasta dónde son capaces de hundirnos.  Saben lo que son, pero ignoran lo que pueden ser. Y eso preocupa, con razón, cada día a más ciudadanos. ¿O no?