El sordo y creciente rumor del descontento social

Enrique G. Souto

Lugo, 2 de mayo de 2020

En la sociedad española se escucha un rumor sordo de intensidad creciente: es el rumor que precede a los terremotos sociales. Un gobierno desnortado, inexperto, nada fiable y enredador ha llevado al país a una situación que corresponde al terreno del drama; a una pésima gestión de la hecatombe sanitaria provocada por el coronavirus Covid-19 ha sumado una chapucera gestión de la economía de crisis. Eso que ya escucha quien tiene oído social, ese creciente rumor sordo, se convertirá en el rugido del descontento. Del ciudadano medio español puede decirse hoy lo que escribió Boris Vian en El lobo hombre: “Él, tan apacible y tranquilo de ordinario, había visto evaporarse en el aire tanto sus buenos principios como su mansedumbre”. El español medio ha demostrado mansedumbre hasta el exceso con un Gobierno que lo sometió a confinamiento domiciliario sin consideración alguna ni respeto a libertades básicas como es la de libre circulación. Que el aislamiento social fuese necesario, no parece discutible, pero tampoco parece que lo sea que, acogido a la amenaza del virus, el Gobierno de España lleva a cabo un experimento social, en el que algunos de sus destacados miembros del Gobierno incluso han testado la capacidad de los españoles para soportar ataques a la libertad de información y expresión.

Ahora, con el Covid-19 circulando libremente, con datos sobre fallecimientos que se incrementarán en no sé cuántos miles a medida que pasen los días, con el miedo y la incerteza sanitaria metidos en el cuerpo de los españoles, empieza a verse el rostro demacrado de la moribunda economía española. Hay quien calcula que será necesaria una década para recuperar cierta normalidad. Y mientras, paro, paro y más paro; ciudadanos subvencionados para sobrevivir. Ciudadanos a los que el Estado agarra por el cuello de la supervivencia. Un estado de cosas como el actual es el paraíso soñado por los que creen que con la sociedad sumida en una crisis total es más viable llevar a España a eso que, con carácter general, se denomina chavismo. No quieren escuchar el rumor creciente que surge de la sociedad española. Y hacen mal, porque cuando en España se despierta el toro, hay corrida. No sé si han olvidado la historia, o creen que es el momento de reescribirla; sé que se equivocan. Lo saben incluso los ministros socialistas que ven cómo el presidente Sánchez se entrega cada día un poco más al podemita Iglesias sin que tengan fuerza para evitarlo, porque la militancia, en estado de shock, es incapaz de reaccionar mientras su partido se hunde como un Titanic de la política. Sánchez, el de Manual de resistencia, sí parece oír el rugido de la sociedad; en su cara hay miedo, miedo a lo que se le viene encima. Su miedo y su proximidad a Iglesias mientras arrecia el descontento social constituyen un cóctel altamente explosivo. Esta vez, el apacible ciudadano medio ve cómo se evapora su futuro y el de sus hijos, y así se evaporan sus buenos principios y su mansedumbre. Temed la ira de los hombres tranquilos, esa que anuncia ese sordo rumor de intensidad creciente que surge de la sociedad española abocada al paro, a la inseguridad y a la recesión.