Sánchez olvida los avisos de Tierno
Enrique G. Souto
Lugo, 17 de mayo de 2020
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, hace tiempo que despejó cualquier duda acerca de la solidez de su formación intelectual. El presidente del Gobierno, en el ejercicio de sus funciones, deja ver, contra su voluntad, la configuración de su geografía intelectual. Si fuese de otro modo, Sánchez sabría que uno de los más notables representantes del socialismo español, Enrique Tierno Galván, dejó para la historia un aviso que ningún político debe echar en saco roto: “El poder es como un explosivo: o se maneja con cuidado, o estalla”. A Sánchez el poder está a punto de explotarle bajo la poltrona de la presidencia. Los españoles han demostrado, en el confinamiento contra el coronavirus Covid-19, un insospechado sentido de la disciplina. Pero el uso que el gobierno social-podemita ha hecho y hace de los poderes extraordinarios que le confieren el estado de alarma ha generado un inmenso malestar en una parte de la población, que ya ha saltado a la calle en forma de manifestaciones y caceroladas. El explosivo que, según Tierno, es el poder mal manejado ha prendido la mecha de la protesta en una parte de la sociedad española y eso, como ya se dijo aquí en alguna otra ocasión, es muy peligroso en el país del toro; cuando el toro arranca y embiste lo hace hasta las últimas consecuencias. En la memoria de España está aún reciente el alto precio de enderezar las explosiones sociales provocadas por gobiernos que no saben manejar el poder con prudencia.
Sánchez e Iglesias quieren una nueva prórroga del estado de alarma, esta vez por un mes. Uno y otro necesitan tiempo, porque intuyen que lo que se les viene encima es gordo, muy gordo. Y no solo desde el punto de vista puramente político, que lo será. No; lo que se avecina es una montaña de exigencia de responsabilidades varias por vía legal. Por un lado, por los muertos, por tantos muertos que no pudieron despedirse de los suyos. Es cierto que, en el caso de las residencias de la tercera edad, esa responsabilidad es, en muchos casos, compartida con otras instancias de gobierno. Y está la cuestión, no menor, de cómo se gestionaron los recortes de libertad de los españoles. El País, un periódico nada sospechoso de mostrarse excesivamente crítico con el Gobierno, asegura que, en el tiempo transcurrido desde la declaración del estado de alarma, el Ejecutivo español ha dictado 209 normas. ¡Casi nada! Y lo hizo, según algunos expertos, generando situaciones de dudosa seguridad jurídica. Hay en todo esto perfiles de responsabilidad legal que seguramente también deberán ser aclarados en los tribunales.
El poder ejercido sin las debidas precauciones es altamente explosivo en el campo de la economía. Las declaraciones de algunos ministros revelan que su formación intelectual se corresponde con la demostrada por el presidente del Gobierno. No es improbable que desde los ámbitos empresariales acabe por descargar también una tormenta de denuncias contra el Gobierno. En una nación que vive del turismo algunas declaraciones de ministros españoles tienen muy difícil respuesta en campos ajenos al de la Justicia. Todo se andará en un país en el que un hombre de acreditadas querencias socialistas como es Nicolás Redondo Terreros, ex secretario general del PSOE en el País Vasco, señala, en unas recientes declaraciones sobre el Gobierno: “(…) pueden seguir, pero todos sabemos que son incapaces de gobernar, de llegar a acuerdos, de pactar (…). Un Gobierno, dice Redondo, “(…) decidido a rendir pleitesía a los nacionalistas y a los neocomunistas”. Lo afirma alguien de la familia socialista, por algo será. Quizá porque Redondo sí sabe lo que decía Tierno y teme, viendo lo que ya ocurre en las calles de España, que Sánchez e Iglesias se lleven por delante el intenso trabajo de los demócratas españoles durante muchas décadas; se lleve por delante el esfuerzo de paz, reconciliación y progreso. Y todo por no saber, o no querer, manejar el poder al servicio de los españoles. Tierno también dijo que “el poder impregna de indiferencia todo lo que no es poder”.