El socialismo cojo y su muleta nacionalista
Lugo, 15 de junio de 2019
Enrique G. Souto
Cuatro años atrás, el socialista Darío Campos reconocía: «Teño a cabeza como un bombo». La culpa de tal estado de cosas la tenía el asunto Martínez. Hoy no se sabe si tiene o no la cabeza como un bombo mientras intenta, ya se verá con qué éxito, ganar la carrera frente a su compañero José Tomé para ser el candidato a la presidencia de la Diputación de Lugo. Lo de «teño a cabeza como un bombo» es expresión que aún persigue a Campos. Puede que por poco tiempo, porque parece que Álvaro Santos, secretario provincial del PSdeG, ha conseguido el difícil reto de desbancarlo a la hora de definir el panorama en la casa socialista con el fondo de la Diputación: «(…) Son perchas para traxes que se están cosendo», dijo a la vista de unas recientes declaraciones del secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero, en relación con la Diputación y con la elección del aspirante a su presidencia. Trajes que es evidente que a Santos no le gustan nada, pero nada de nada.
Mientras se constituían las nuevas corporaciones locales, los administrados podían leer en los periódicos cómo está el patio en el PSdeG, cómo Santos planta cara al secretario general del partido, Gonzalo Caballero, y defiende la gestión de Campos frente a los «traxes que se están cosendo». Y no es un aviso cualquiera, porque Santos se juega, quizá definitivamente, el bigote político en esta pugna con el secretario general del PSdeG; un bigote en el que ya han causado baja unos cuantos pelos en el pulso que perdió cuando intentó colocar a Sonsoles Izquierdo por delante de Ana Prieto en la lista para las pasadas elecciones generales.
Esta mañana se constituyeron las corporaciones municipales y en Lugo fue investida como alcaldesa la socialista Lara Méndez, gracias a los votos del BNG. El Bloque, tras cuatro años de crítica a la desnortada gestión de Méndez y su equipo, la eleva ahora, por segunda vez, a la alcaldía. Y lo hace después de aceptar un reparto de delegaciones que solo se explica por la bisoñez de sus negociadores y en la prisa por tocar poder a cualquier precio. Ninguna de las áreas claves queda en manos de los nacionalistas: ni Economía, ni la gestión de personal, ni el urbanismo. Eso sí, gestionarán Cultura y Educación, los dos ámbitos desde los que creen que podrán a empezar a preparar una generación de independentistas. En todo caso, durante la constitución de la corporación municipal de Lugo, en el salón de plenos, eran muchos los que tenían el pensamiento puesto en la Diputación Provincial. También allí el Bloque hará lo necesario para que no gobierne el PP, el partido con mayor número de diputados, como lo hizo en el Concello, donde los populares son, con mucho, lo que suman más concejales.
El Bloque es la muleta necesaria del PSOE. Y está dispuesto a seguir desempeñando este papel a la espera de que, a base de tocar poder, pueda dar la vuelta a la tortilla y pasar de muleta a cojo. El Bloque es el comunismo de la UPG, que se alía electoralmente con Bildu. El BNG es el lobo del independentismo vestido con la piel de cordero del diálogo, la progresía, el feminismo y el ecologismo. El BNG es ese socio que, como demuestra la historia reciente, saldrá corriendo del entorno socialista en cuanto estén listos «os traxes que se están cosendo», según sospecha de Álvaro Santos, y se desate la batalla para apearlo del control del socialismo en Lugo. Santos quizá no tiene aún la cabeza como un bombo, pero no le faltan motivos para ello. En la casa socialista se aviva el incendio mientras Arde Lucus y Méndez está de nuevo en condiciones de seguir torpedeando los intereses de la ciudad amurallada.